En el corazón del Peloponeso, escondido debajo de la tierra es el sitio milagroso de las Cuevas de Diros.
Estas cuevas extraordinarias, habitadas desde el Neolítico se han explorado sistemáticamente desde 1949.
La entrada a las cuevas comienza a partir de la playa y su exploración se lleva a cabo en un barco que recorre muchos pasajes a través de las cuevas, que le da tiempo para admirar las hermosas estalagmitas y estalactitas, muchas de estas tan finas como hilos de telaraña. Luego se pueden cruzar los 300 metros que quedan a pie.
Abandonadas como alojamiento humano en el año 4 aC después de un terremoto, las cuevas no fueron descubiertas hasta alrededor de 1895. Luego, en 1949, la pareja-equipo de espeleología local del Yiannis y Anna Petrocheilos comenzó a explorar sistemáticamente las cuevas, que ahora se estiman de alrededor de 14 kilometros de largo. La exploración submarina continúa hasta nuestros días.
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